ECOPENSAMIENTO


Este movimiento tiene como color de expresión el violeta (a través de sus pulseras libres de quejas), correspondiendo a la energía del cambio y la transformación espiritual. Desde España-Europa impulsamos este movimiento con un color de conciencia, el VERDE (a través de su expresión gráfica libre de), el color del desarrollo con respeto al entorno.


"Nuestro pasado y nuestras circunstancias pueden haber influido en quienes somos, pero somos responsables de quienes llegaremos a ser".

Ecopensamiento hace referencia al pensamiento positivo, libre de quejas, sustentado en la confianza. Con él se minimiza la producción y la transmisión de pensamientos negativos, y los que surgen pueden ser reciclados a pensamientos positivos a través de la responsabilidad, la actitud positiva, y el cultivo del buen humor.

El pensamiento libre de quejas contribuye al pensamiento ecológico que va más allá del individuo, es totalitario y holístico en base a interrelaciones positivas, constructivas y sostenibles entre los distintos sistemas internos y externos al individuo.

A nivel interno:
Al quejarnos ponemos atención en lo que no queremos, y nos distanciamos de lo que queremos. De esta forma nos empobrecemos en el sentimiento de felicidad, dado que el sentimiento de queja quita espacio al sentimiento de satisfacción y gratitud, reduciendo la capacidad de disfrute y por tanto la capacidad de ser feliz. Hay indicios para afirmar que las personas que más se quejan menos felices se consideran. Estamos trabajando en un estudio social para confirmarlo.
Sentimiento, pensamiento y lenguaje están interrelacionados. Si nos sentimos carentes, insatisfechos, descontentos y desgraciados de forma continuada, lo trasladamos a la estructura de nuestro pensamiento que se expresa con el lenguaje al quejarnos, juzgar, descalificar, exigir, etc.
Si nuestra respuesta interior frente a los acontecimientos exteriores es negativa, el resultado de la vivencia será negativo. Estos acontecimientos exteriores no dependen de nosotros y vienen con una carga positiva o negativa (en función de nuestra cultura), pero la respuesta que damos frente a los acontecimientos sí depende de nosotros y sí puede transformar el resultado final a una vivencia positiva o por el contrario negativa.
Podemos tomar conciencia y responsabilidad sobre nuestras respuestas a través del sistema cíclico sentimiento - pensamiento - lenguaje.

A nivel externo:
Al criticar, descalificar y castigar a otra persona no estamos aprobando una parte de ella, al tiempo que prestamos atención a lo que no nos gusta que empobrece nuestra relación para con el otro. Si tras praticar el respeto hacia los demás su forma de vida o sus acciones nos perjudican, podremos decidir tomar otro camino y crear otra alternativa.
Cuando nos quejamos, en cualquiera de sus formas, las personas que nos rodean sufren el riesgo de quedar atrapadas en un código de pensamiento que favorece la llegada de emociones negativas, sintiéndose en ocasiones sobrecargadas por el descontento, la tristeza, la rabia, la carencia, la negatividad. Generamos con las personas que nos rodean códigos de comunicación/pensamiento compartidos inconscientes, que mantenemos al relacionarnos, y que sostienen nuestras vivencias. De esta forma contribuimos a un mundo menos positivo-constructivo y poco saludable.

Cómo producir cambios sin quejas:
No debemos confundir la crítica constructiva o la acción de argumentar con la razón el motivo de nuestro descontento, con la queja. La queja suele tener un fin manipulador, desde nuestra "zona cómoda" esperamos que los cambios se produzcan desde fuera sin arriesgarnos. La queja por sí sola no conlleva acción, y con ella la responsabilidad del cambio no la asume el sujeto.
Cuando manifestamos nuestro motivo de descontento con asertividad, ofrecemos alternativas o soluciones, arriesgamos y nos movemos para actuar, nos responsabilizamos de cada paso dado, avanzamos hacia el cambio sin necesidad de recurrir a la queja. Esto requiere de un alto nivel de confianza, que es la base del pensamiento positivo.
Cuando eliminamos el hábito de la queja nos damos cuenta que para lograr cambios debemos siempre de actuar, ser creativos y constructivos, y ser asertivos en la comunicación.

Autora: María H. Bascuñana

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